La explosión demográfica que vive la población
humana comenzó a verse en la última mitad del siglo XVIII y la primera del
siglo XIX, como consecuencia de los avances tecnológicos que se vieron a causa
de las revoluciones industriales, agraria, y tecnológica. La calidad de vida se
vio en aumento en muchas sociedades, debido principalmente al avance en materia
de tecnología que permitió el desarrollo de la medicina moderna y la
disminución de la mortalidad, especialmente la mortalidad infantil, la cual era
muy alta por las enfermedades que atacaban con fuerza a los recién nacidos.
Podría decirse que antes de la explosión demográfica, las altas tasas de
nacimiento en los países en desarrollo se veía compensada con las tasas de
mortalidad.